Era el dios más venerado de las tribus germánicas al menos desde los primeros registros escritos hasta los últimos bastiones del paganismo germánico en la edad vikinga tardía. La mayoría de los mitos germánicos lo mencionan o se centran en sus hazañas y en los relatos de las Eddas cumple el papel de protector del Midgard, el mundo de los hombres.
Su arma es el martillo de guerra arrojadizo, llamado Mjolnir, del cual se hicieron réplicas en miniatura como amuleto que luego se convirtieron en un símbolo desafiante de los paganos nórdicos durante la cristianización de Escandinavia.
Durante y una vez que el proceso de cristianización fue completado, la figura de Thor fue demonizada por la creciente influencia de misioneros cristianos. Después de que el cristianismo se cimentara, restos de su fe se conservaron de forma clandestina principalmente en áreas rurales, sobreviviendo así hasta tiempos modernos en el folclore germano y más recientemente reconstruido bajo diversas formas en el neopaganismo germánico.
La antigua mitología nórdica venera a Thor como dios protector. Lucha contra los malvados ogros y contra una serpiente gigante empeñada en destruir a la Humanidad. Esta lucha primordial por la supervivencia culmina en un enfrentamiento entre el bien y el mal. Pero, ¿acaso las vicisitudes del héroe Thor representaban algo más? Existen nuevos descubrimientos que nos revelan la verdad oculta tras el dios nórdico del trueno.
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