martes, 13 de julio de 2010

En Busca de la Historia: Masones y AntiMasones

                 Cualquier viajero que visite por primera vez los Estados Unidos y observe de cerca la vida social de las ciudades, por pequeñas que sean, se dará cuenta de que en el centro de las mismas hay un edificio -con frecuencia de corte neoclásico- con un letrero sobre el dintel de la puerta en el que aparecen cruzados una escuadra y un compás. El periódico regional tal vez publique ese día un breve anuncio convocando una asamblea de socios de determinada orden fraternal, o una breve esquela funeraria con motivo del fallecimiento de un miembro de una logia. Llevado de su curiosidad se enterará de que no hay uno, sino varios de esos singulares edificios, algunos mostrando una placa grabada con un nombre extraño -Caballeros de Pythias, Alces, o, si se trata de una ciudad universitaria, dos o tres letras griegas mayúsculas -Sigma Tau Delta, Alpha Delta Pi.

        Una breve ojeada al archivo de la biblioteca local le hará sorprenderse de la existencia en el país de más de 300 asociaciones diversas con un denominador común: fraternidad y secreto. Todas proclaman desempeñar funciones esenciales para la vitalidad de la nación: selección, cohesión y beneficencia. Los países más liberales -Estados Unidos, Inglaterra y países nórdicos- son los que cuentan con mayor afiliación.


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