A finales del siglo XIX, el arqueólogo británico James Edward Quibell sacó a la luz en Hieracómplis una maza de piedra en la que se había esculpido un rey hasta entonces desconocido, con el pictograma de un escorpión frente a su rostro. Por eso lo conocemos como el Rey Escorpión, aunque ignoramos si ése fue su verdadero nombre. Hoy los investigadores piensan que, más allá de su posible dimensión mítica, la actuación de este soberano pudo haber sentado los cimientos de Egipto.
Horus Escorpión II fue un gobernante del Antiguo Egipto, perteneciente a la denominada Dinastía 0.
Aunque los datos sobre Horus Escorpión son imprecisos, incluso se duda de su existencia, varios egiptólogos sostienen que habría vivido hacia el año 3100 a. C., y que conquistó Nejen (Hieracómpolis), la ciudad más importante del Alto Egipto, transformándose en el gobernante dominador del país.
La existencia de Horus Escorpión parece confirmada por una «cabeza de maza ceremonial» de piedra caliza, descubierta en un templo de Hieracómpolis durante el periodo de excavaciones de 1897/98 por los arqueólogos James Edward Quibell y Frederick William Green, en la que figura un faraón, de gran tamaño, con la corona Blanca del Alto Egipto y la imagen de un escorpión grabado junto a su cabeza.[1]
Esta maza, custodiada en el Ashmolean Museum, es una de las representaciones más antiguas de un rey egipcio. Pertenece a una época en la que la escritura era incipiente, grabándose junto al rey un escorpión, a modo de jeroglífico, que representaría el nombre del faraón. El nivel de estratigrafía de esta maza se perdió debido a los métodos de excavación empleados, pero su estilo indica una fecha de finales del período predinástico. Aunque gravemente dañada, las partes visibles son extraordinarios registros de esta primera historia de Egipto, indicando que Horus Escorpión habría vivido antes o durante el imperio de Narmer en Tinis.
También se encontró un fragmento de una segunda maza más pequeña, conocida como la pequeña cabeza de maza ceremonial de escorpión. Aunque el fragmento no es muy grande, en él se ve claramente al faraón portando la corona Roja del Bajo Egipto.
En uno de los vasos dedicados por él en Hieracómpolis, está acompañado del halcón Horus, símbolo de la realeza egipcia.